domingo, 16 de octubre de 2011

PENSAMIENTO ANALÓGICO

El pensamiento analógico (el que se da por analogía), es un proceso consistente en extrapolar una estructura de razonamiento cognitivo, desde un dominio más fácil, conocido o cercano (dominio fuente o dominio base), a otro dominio más complejo, desconocido o lejano (dominio objetivo o dominio meta). Para que la extrapolación sea eficaz, ambos dominios deben tener estructuras de planteamiento y de resolución equivalentes.

Utilizamos, pues, esta tipología de pensamiento, cuando, ante cualquier decisión, resolución o aprendizaje nuevo que pretendemos realizar; de forma deliberada o inconsciente, efectuamos la traslación de un procedimiento cognitivo (y emocional e instintivo) ya interiorizado en un dominio anterior, a un nuevo dominio.

Las ideas fuerza que describen, definen y caracterizan esta tipología de pensamiento, son las siguientes:

· El pensamiento analógico es un tipo de razonamiento muy extendido y de uso constante (y muchas veces inconsciente) en los procesos que utilizamos habitualmente para resolver problemas, tomar decisiones o desarrollar nuevos aprendizajes.

· Para que el pensamiento analógico sea efectivo, la traslación del procedimiento cognitivo que se efectúa, debe realizarse entre dominios que compartan estructuras de funcionamiento sustancialmente iguales.

· El proceso de traslación de la estructura relacional cognitiva, consta de las siguientes fases:

1.-En primer lugar hay que acceder a la información esencial que define el problema situado en el dominio fuente.

2.- Después, tenemos que recuperar, de nuestra memoria a largo plazo, la información esencial de ese problema base.

3.- Y, finalmente, una vez recuperada la información, tenemos que establecer las relaciones adecuadas entre el problema fuente y el problema objetivo.

· Habitualmente, en el proceso de establecimiento de las relaciones entre el dominio fuente y el dominio objetivo, se generan razonamientos tangenciales que comportan la constitución de reglas, procedimientos y representaciones, de carácter general.

· El proceso de extrapolación de la estructura de un dominio fuente a un dominio objetivo no deja de ser un procedimiento heurístico (conjunto de “pseudo-reglas” subjetivas mediante las cuales generamos escenarios y procesos cognitivos para decidir en entornos de incertidumbre probabilística). Esto es así, debido a que, mediante el pensamiento analógico, planteamos la hipótesis de que, a partir de una estructura de conocimiento asumida, en un escenario determinado, podemos realizar la traslación de ésta a un nuevo escenario, y, de esa forma, resolver un problema distinto. Evidentemente, realizamos esa traslación porque inferimos que ese nuevo escenario se rige por las mismas reglas que el primero de ellos (reglas que nosotros conocemos).

· Por tanto, en el pensamiento analógico, la transferencia será positiva si, efectivamente, el dominio fuente y el dominio objetivo, comparten estructuras equivalentes. Sin embargo, la transferencia será negativa si nos equivocamos en nuestra inferencia y, contrariamente a lo que pensábamos, las estructuras críticas de ambos dominios no son equivalentes, y por tanto, es incorrecto realizar extrapolaciones. Esta última circunstancia, la de generar traslaciones o generalizaciones inadecuadas, es mucho más frecuente de lo que la mayoría de las personas creen, siendo una de las claves más importante de muchos errores cognitivos y significando, cómo no, una de las fuentes más habituales de nuestro secuestro escenarial.

· El pensamiento analógico sería pues, un pensamiento reproductivo. Es decir, un pensamiento que utiliza métodos, estrategias, procedimientos y comportamientos ya conocidos, para abordar nuevos problemas, nuevas decisiones o nuevas situaciones.

· Cuando nos enfrentamos por primera vez a un problema, de forma indefectible y automática, ponemos en marcha razonamientos ya aprendidos en anteriores situaciones. Esa disposición previa nos condiciona significativamente en nuestra forma, ya no sólo de resolver, sino incluso de procesar y de plantear el nuevo problema (la predisposición es anterior a procesamiento y al planteamiento). Esa predisposición, en ocasionas (cuando existe una transferencia positiva) nos puede ayudar a resolver de forma rápida y eficiente la nueva situación planteada, pero también, si la transferencia es negativa, nos puede secuestrar irremisiblemente, impidiendo que percibamos, planteemos y resolvamos correctamente la nueva situación.

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